martes, 4 de octubre de 2011

little -

Naces. Experimentas esa sensación que se tiene al estar envuelta en espesas mantas de un color, normalmente azulado. Notas la presión de todos los que te rodean; gritos, susurros, risas... Estás como en una gran bola de aire que todos los tonos de voces que oyes es como si rebotasen sobre esa gran masa de aire que te rodea. Sientes que estás en los cálidos brazos de alguien, sientes caricias, besos, aunque tu aún no sabes lo que significan todas estas sensaciones.
Creces. Te sientes que eres la única en este mundo, y sueles ser bastante egoísta, ya que te da igual lo demás, solo sabes distinguir que es bueno y que es malo para ti, pero lo haces inconscientemente. 
Primer peluche. Te aferras a él, como si fuera la única persona que te comprende, te escucha y te ayuda. (Crees que tiene vida, y al cabo de los años te das cuenta que es un ser inerte) lo abrazas y le invitas a tomar el té con tus dos amigas; le preguntas si quiere algún pastelito o le preguntas que cuanto azúcar desea en el té.
Peter pan. Ver por primera vez la famosa película de Peter Pan, aquel niño que decide no crecer nunca y prefiere vivir en el país de nunca jamás, para vivir siempre rodeado de fantasía, cuando la escuchas y la ves, te decides por no crecer nunca y jugar siempre con tu peluchito y con tus amigas las queridas muñecas y por tomar el té todos los Domingo a las 17:00. 
Pero desgraciadamente, crecemos, tomamos decisiones que no son como no crecer nunca, ni cambiar de barbie.
Todos necesitas un pequeño Peter Pan en nuestras vidas.


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